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Geopolítica de los minerales estratégicos: ¿estamos ante una crisis de abastecimiento?

Análisis

Alejandro Fernández Fresquet
Alejandro Fernández Fresquet
Alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítica de LISA Institute. Graduado en Historia con estudios en Economía. Sus áreas de interés se centran en África Subsahariana, la economía internacional, los retos de la energía, los recursos estratégicos y el papel de la diplomacia en un mundo de disputa geopolítica.

Los minerales estratégicos se han convertido en el centro de la competencia global, impulsados por la demanda de nuevas tecnologías y las tensiones geopolíticas. En este artículo, Alejandro Fernández Frasquet, alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute explora el impacto de las tierras raras y otros minerales en la economía mundial y cómo las grandes potencias están adaptando sus estrategias para asegurar su suministro.

La historia de la humanidad está jalonada por el uso de los metales. Mucho antes de la aparición de la escritura, nuestros antepasados aprendieron las diferentes formas de trabajar los minerales metálicos de su entorno. Según Bernardete Mérenne-Scoumaker, en su Atlas mondial des matières premières, los metales más importantes de la historia han sido: el oro, la plata, el cobre, el estaño, el hierro y el plomo. 

Durante los siglos XVIII y XIX, la Revolución Industrial y el avance de la Química privilegiaron otros recursos del subsuelo. Las nuevas tecnologías requerían de los hidrocarburos, al tiempo que los científicos añadían nuevos elementos a la Tabla Periódica. Tras la Segunda Guerra Mundial, la industria creció al ritmo del petróleo y de minerales, como aluminio, zinc, manganeso o cromo.  

La nueva coyuntura internacional ha imprimido un nuevo giro al mercado de los minerales. En este nuevo escenario de competencia geopolítica, las tierras raras se han colocado en el punto de mira de las grandes potencias. El auge de China, la emergencia climática y la nueva economía basada en los datos han contribuido a la demanda intensiva de estos elementos químicos. 

Asimismo, la pandemia del COVID-19 y la guerra de Ucrania han mostrado la fragilidad de las cadenas globales de valor (CGV) y de la excesiva confianza en China. Por ello, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón han replanteado sus estrategias de abastecimiento y reformulado sus relaciones con el gigante asiático. Origen de las cadenas de suministro globales, las grandes potencias han delimitado el alcance estratégico y crítico de estos minerales.

Por tanto, el objetivo del presente análisis se centra en analizar la relevancia geopolítica de los minerales estratégicos. En un nuevo escenario de reglobalización, los Estados priorizan sus estrategias comerciales. Por ello, nos planteamos las siguientes cuestiones: ¿Qué factores explican el riesgo de abastecimiento? ¿A qué se debe la importancia geopolítica de las tierras raras? ¿Cuáles son las principales estrategias de las grandes potencias? ¿Cuáles serán los escenarios futuros más plausibles?

¿Cuáles son los factores que amenazan el abastecimiento de los minerales estratégicos?

En primer lugar, definiremos dos conceptos que nos ayudarán en nuestro marco de estudio. ¿Qué son los minerales críticos? Los recursos minerales críticos se ven sometidos a riesgos que amenazan su suministro, continuo y estable. Por tanto, constituyen materias primas indispensables para ciertos procesos industriales y son susceptibles de sufrir restricciones. 

Por otro lado, los minerales estratégicos engloban a todos los minerales críticos, cuya demanda puede verse afectada, con respecto a la actual. Por ende, los Estados deben planear su suministro, debido a que dichos minerales son vitales para los sectores industriales que apuntalan sus economías. Así pues, podemos afirmar que todo mineral estratégico es un mineral crítico; pero no todos los críticos son estratégicos. 

Asimismo, es fundamental incidir en la capacidad de los minerales de ser sustituidos por otros. El avance de la ciencia y la tecnología provoca que los procesos industriales evolucionen. En consecuencia, un mismo proceso industrial puede necesitar otras materias primas, diferentes a las que usaba antaño. Por ejemplo, China está barajando la posibilidad de sustituir el litio por el sodio, en la fabricación de sus baterías. 

Una vez expuestos estos supuestos, cabe preguntarse por los condicionantes estresantes, para la demanda de dichos recursos: ¿cuáles son los factores que amenazan el abastecimiento de los minerales estratégicos? El Calentamiento Global es uno de ellos. El proceso de descarbonización está generando el desarrollo de nuevas tecnologías, intensivas en litio, cobalto, o tierras raras. 

De esta manera, las empresas y los Estados tienden más hacia las energías renovables, en sus mix energéticos. Principalmente, los procesos de fabricación de placas solares y de molinos eólicos requieren de una ingente cantidad de aluminio, cobre y zinc. Por su parte, las cadenas de fabricación de coches eléctricos necesitan toneladas de tierras raras y de litio, principalmente, para sus baterías. Todo ello ha supuesto que las previsiones de consumo se disparen, para los próximos años. 

En la misma medida, la constante mejora de los dispositivos electrónicos supone todo un reto. Los circuitos electrónicos aumentan la velocidad de procesamiento de datos de nuestros terminales. Todo ello requiere de ciertos minerales estratégicos, como el coltán o el oro. En el mismo sentido, la pugna geopolítica por los chips, entre Estados Unidos y China, tiene al abastecimiento de recursos estratégicos, como trasfondo. 

El auge de la ciencia ha supuesto que ciertos sectores se hayan desarrollado, con celeridad. El 5G, la Inteligencia Artificial (IA), la fabricación aditiva, los drones, satélites o los ordenadores cuánticos van a tensionar, aún más, las cadenas de suministro. Especialmente, todas las tecnologías asociadas a la economía basada en los datos se convertirán en polos de atracción de estos minerales. 

Hemos analizado los factores de riesgo, por el lado de la demanda. Por el lado de la oferta, el condicionante más importante sería la concentración espacial de los recursos. Tanto en reservas exploradas, como en producción. Solo unos pocos países dominan los segmentos upstream, midstream y downstream, con China a la cabeza. Mediante la Belt and Road Initiative (BRI), el gigante asiático pretende impulsar su industria nacional. 

La producción de litio, níquel, cobalto y tierras raras está muy concentrada. China domina en grafito y en tierras raras, tan importantes para la industria electrónica. Por su parte, la República Democrática del Congo es el mayor proveedor de cobalto y coltán. Australia destaca por su litio, junto con el triángulo del litio formado por Chile, Argentina y Bolivia. Por último, Indonesia está desarrollando su industria de valor añadido del níquel

En el segmento midstream China es el gran dominador. No es casual, pues también domina algunos de los sectores del segmento downstream. En este sentido, las empresas chinas copan los primeros puestos de cuota de mercado en tecnología 5G, móviles, placas solares, molinos eólicos y baterías

El caso de Indonesia responde al proceso de integración vertical que está lanzando el gobierno, con la finalidad de controlar toda la cadena de valor del níquel. Por su parte, los gobiernos de Chile, Bolivia y Argentina pretenden añadir valor a sus cadenas de producción, basadas en el litio. En este último caso, la participación de las inversiones chinas es significativa. 

Desde un enfoque transversal, el transporte debe hacer frente a ciertas amenazas. La experiencia de la COVID-19 ha supuesto un verdadero reto para el comercio internacional. También, el control de los estrechos marítimos supone un reto fundamental, a fin de asegurar las rutas marítimas. La guerra económica desatada, entre Estados Unidos y China, ha distorsionado los intercambios comerciales. Por su parte, el contexto de Reglobalización, en el que vivimos, está provocando desajustes en las balanzas de pagos de los países.

Asimismo, las consecuencias climáticas ya están dejando mella, en el comercio internacional. Las sequías del Canal de Panamá están retrasando la entrega de los fletes, aumentando los costes de alquiler de los buques. También, los Estados están ensayando posibles rutas de navegación y de exploración de recursos, ante un eventual deshielo del Ártico

A medida que aumentan las tecnologías de prospectiva y exploración, los Estados pugnan por los recursos minerales marítimos, con mayor intensidad. Amenazas muy evidentes serán las reclamaciones marítimas -tanto las militares como las judiciales. También, el establecimiento de un ordenamiento jurídico que sea compatible con el cuidado de la biodiversidad del fondo marino.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

Con todo, los factores esgrimidos constituyen los factores que amenazan el suministro de los minerales estratégicos. El riesgo de su desabastecimiento puede deberse, bien por la falta de existencias, bien por un precio prohibitivo. En consecuencia, las grandes potencias están poniendo en marcha estrategias que aseguren el suministro de tales minerales. A este respecto, las tierras constituyen el eje central de sus políticas. 

¿Por qué las tierras raras son tan vitales?

Estos elementos forman parte del grupo de los lantánidos. Destacan por sus propiedades ópticas, magnéticas, eléctricas y térmicas, ideales para las nuevas aplicaciones industriales. Actualmente, China copa toda la cadena de valor: extracción e importación de materias primas; refinado y exportación de productos secundarios; y venta de productos de alto valor añadido. 

¿Por qué el gigante asiático se ha asentado como el mayor productor? Principalmente, por dos factores entrelazados. China no es el único país, donde se pueden encontrar estos recursos. En países como Vietnam, Estados Unidos o en la propia UE, se han encontrado yacimientos potenciales. Sin embargo, un gran impedimento a su extracción ha supuesto la contaminación asociada a ella

De esta manera, las potencias occidentales consideraron trasladar los costes de producción, junto con los ambientales, al gigante asiático. Con el tiempo, a medida que la demanda se fue incrementando, la dependencia con China fue mayor. En el marco de competencia actual, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha usado las exportaciones de tierras raras, como arma geopolítica, limitando su exportación

Asimismo, dicha demanda ha aumentado, debido a factores, como la urgencia climática, la competencia geopolítica con Estados Unidos y el auge de las tecnologías asociadas a la economía de los datos. Al mismo tiempo, dentro de los parámetros de la Reglobalización, la reorganización de las cadenas de suministro ha tensado su abastecimiento. 

¿Cuáles son las principales estrategias de las potencias implicadas?

China, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón son los mayores actores implicados. El gigante asiático está profundizando en el monopolio de los recursos minerales. Su 14º Plan Quinquenal plantea el reforzamiento de sus inversiones extranjeras mineras, a fin de asegurar el abastecimiento de su industria interna. Para ello, está reforzando sus inversiones mineras, en localizaciones estratégicas, como en RDC oriental, Australia o Chile. 

Además, utiliza las exportaciones de las tierras raras, como arma geopolítica. En 2010, la rebaja de un 40% de las exportaciones implicó una enorme subida de precios. Estado Unidos, la Unión Europea y Japón elevaron sus quejas a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Finalmente, el conflicto quedó resuelto en 2015. 

Por su parte, debido a la elevada dependencia mineral con China, la Administración Biden está inmersa en un proceso de desacoplamiento. El gobierno ha impulsado fondos federales para robustecer sus cadenas de suministro nacionales y las relaciones con sus socios; junto con acciones diplomáticas. También, ha impulsado la iniciativa ERGI (Energy Resource Governance Initiative, 2019) y sus inversiones mineras en Canadá, Australia, Latinoamérica y África. 

En 2010, Japón se vio sometido al bloqueo comercial de las tierras raras, por parte de China. Las razones esgrimidas estuvieron relacionadas con el conflicto territorial por las islas Diaoyu. Tras este episodio, el país nipón ha diversificado sus redes de abastecimiento, gracias al apoyo financiero estatal. Además, busca relocalizar su industria de alto valor añadido y flexibilizar las inversiones gubernamentales. 

En 2020, la UE elaboró tres documentos marco que definirían sus planes estratégicos de abastecimiento. El Plan de Acción para Materias Primas Críticas pretender reducir la dependencia con China, mediante la diversificación de fuentes de abastecimiento. En esencia, los 27 buscan fortalecer la resiliencia de sus cadenas de suministro. 

Asimismo, la UE viene elaborando la lista de materias primas críticas, desde el 2011; la última actualización data del 2023. El texto propone toda una serie de políticas que aseguren el suministro de minerales críticos, de manera segura, diversificada, sostenible y que respete los principios de la competencia económica. 

El Estudio prospectivo sobre materias primas críticas (2030) busca dar respuesta al suministro de nueve sectores clave: baterías eléctricas, células de combustible, molinos eólicos, motores eléctricos, placas solares y robótica. De esta manera, apoya el desarrollo de tecnologías disruptivas que se centren en el tratamiento y reciclaje de los minerales, también. 

¿Estamos cerca de una crisis de abastecimiento?

El contexto de disputa geopolítica internacional plantea numerosas amenazas al abastecimiento de los minerales estratégicos. Tanto por la demanda como por la oferta, suponen toda una serie de retos que los Estados no pueden ignorar. Especial relevancia cobran las tierras raras, debido a sus altísimas prestaciones fisicoquímicas, su elevada concentración geográfica y el auge de China.

Por ello, los principales actores han desarrollado planes estratégicos que aumentan la resiliencia de las cadenas de suministro de dichos recursos. Tanto Japón, Estados Unidos y la Unión Europea han ensayado diversas medidas, que reduzcan su dependencia minera con China. El reforzamiento de la industria interna y con los socios fiables constituyen la mayor apuesta de las potencias occidentales. 

Los escenarios futuros se presentan volátiles. La fragilidad de las cadenas de suministro presenta un escenario muy vulnerable, ante posibles shocks, como guerras o pandemias. También, las estrategias de friendshoring abrirán nuevos focos de producción, especialmente, en el sudeste asiático. Vietnam, Tailandia o Indonesia suponen aliados potenciales. 

El caso de este último resulta paradigmático. El gobierno indonesio está inmerso en un proceso de integración vertical de toda la cadena de valor del níquel. De esta manera, el país pretende controlar la extracción, el refinado y los productos de alto valor añadido. Esto le daría un gran poder de negociación y abriría la puerta a que otros países imitaran su estrategia

Esto sería posible, en los países de renta baja o media, como en República Democrática del Congo, o en Bolivia. Sin embargo, la inestabilidad política de estos países hace pensar que sus economías se orienten más, hacia la exportación de materias primas. La presencia china es muy significativa, en estas explotaciones exteriores. En el marco de la BRI, el gigante asiático seguirá profundizando en ellas. 

Mientras que Estados Unidos y la Unión Europea lucharán por diversificar sus fuentes de suministro, China va a acaparar mayor cuota de mercado, en el segmento de los productos de alto valor añadido. Especialmente, si lidera la economía basada en los datos, con tecnologías como el 5G o la IA. Por tanto, el eje euro atlántico deberá buscar nuevos yacimientos, sobre todo, de tierras raras

Asimismo, Estados Unidos deberá retomar su producción de estos minerales, al tiempo que la Unión Europea deberá desarrollar una minería sostenible, acorde con los estándares de la Unión. En los segmentos midstream y downstream, Estados Unidos va con ventaja. Sus políticas de subsidios pretenden impulsar su industria interna, mientras la parálisis normativa puede suponer un gran obstáculo para la Unión Europea. 

Por último, las potencias buscarán alternativas a los minerales estratégicos consolidados. En el corto plazo, el sodio se presenta como una buena alternativa al litio, para la fabricación de baterías. Ningún otro metal presenta un sustituto fácil, aunque los materiales cerámicos podrían sustituir al tántalo, en la fabricación de condensadores. 

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