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La invasión de Rusia en Ucrania: ¿una guerra híbrida?

Análisis

Camilo Amado Asenjo
Camilo Amado Asenjo
Miembro del grupo de investigación Hermes, del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Fundador de la Escuela Nacional de Capacitación Laboral Michel Onfray. Egresado de la Maestría en Desarrollo y Defensa Nacional del Centro de Altos Estudios Nacionales del Ministerio de Defensa del Perú. Bachiller en Humanidades, con mención en Filosofía en la PUCP.

En medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, se ha observado una notable evolución hacia la guerra híbrida, caracterizada por la combinación de medios militares y no militares. Este artículo examina cómo Rusia ha implementado tácticas híbridas, desde el uso de mercenarios hasta campañas de desinformación y coerciones económicas. La hibridación se ha convertido en un componente esencial de la guerra contemporánea, resaltando la necesidad de que las naciones comprendan y se preparen para estos métodos.

A mediados de febrero de 2022, Frederick W. Kagan y Mason Clark argumentaron que existían indicadores que mostraban el inicio de una preparación rusa para atacar Ucrania. Algunas de esas indicaciones fueron la movilización de tropas hacia la frontera y el incremento de provocaciones por parte de sus aliados próximos.

Según el Equipo Ruso del Instituto para el Estudio de la Guerra, esta situación continuó empeorando hasta que el 23 de febrero de 2022. En esa fecha, las Repúblicas de Donetsk y Luhansk pidieron que el presidente ruso Vladímir Putin enviara tropas en su ayuda. Además, emprendió campañas informativas por televisión argumentando que Ucrania no tiene soberanía de esa zona. Con ello, la madrugada del 24 de febrero, Putin inició su «operación militar especial» contra Ucrania. 

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En el informe situacional del 5 de marzo del 2022 de Brian Babcock-Lumish y otros, se mencionó por primera vez que el modelo ruso de esta guerra era híbrido. Entonces, tenía mercenarios en sus tropas. Es decir, dos semanas después del inicio de la invasión, ya había información oficial del uso de medios no militares por parte de Rusia. 

Aunque esa situación de hibridación no es novedosa en los conflictos que lleva Rusia contra Ucrania, pues durante la invasión de Crimea en el 2014 se mencionó una cuestión similar, la continuación de esa mención en el conflicto del 2022 ha vuelto a crear una necesidad académica por explicar este fenómeno. En ese sentido, el siguiente artículo busca entender y mostrar la hibridación en ese conflicto. 

¿Qué es la guerra híbrida en Rusia?

Según Ofer Fridman, hay tres posturas generales para definir las guerras híbridas. La primera es la propuesta de Frank G. Hoffman que, a mediados del 2000, argumenta que es la combinación de modos regulares de guerra con formas irregulares (ataques terroristas, desorden criminal, etc.). La segunda son las reconceptualizaciones de la propuesta de Hoffman por la OTAN a mediados del 2010. Argumentan que es la combinación de todos los medios militares como no militares, es decir, un continuo de la guerra por todos los métodos posibles. 

El tercer tipo de definición, según Fridman, son las teorías rusas de la gibridnaya voyna. Nacida de la Unión Soviética durante la Guerra Fría, hace referencia al uso de todas las esferas de la vida pública (política, economía, cultura, etc.), al igual que fuerzas regulares (armamento militar y poderío humano) para destruir la capacidad del enemigo y capturarlo como marioneta.

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Asimismo, según el Kremlin, es una actividad de gobierno, en términos de esfuerzos de guerra y por medio del uso de todos los medios posibles: operaciones militares en subordinación de campañas informacionales. El objetivo de este tipo de guerra es imponer una visión del mundo, valores, comprensión, etc., con el fin de ganar el poder de determinar el futuro de un país.   

Cabe señalar que las guerras híbridas pueden dimensionarse de las siguientes formas. Lo militar, como coerciones por medio de calidad y cantidad de fuerzas armamentísticas o humanas; y lo no-militar, como coerciones por medios económicos (industriales, monetarios, etc.), políticos (grupos de poder, acciones gubernamentales, etc.), culturales-sociológicos (creencias y estructuras sociales), e informacionales-ideológicos (ideas e información). 

Hibridación rusa desde el inicio

Dada la definición operacional presentada, se analiza la primera semana del conflicto para ejemplificar la hibridación de la guerra ruso-ucraniana a través de los informes situacionales del Instituto para el Estudio de la Guerra

En primer lugar, sobre la parte militar en este conflicto, se observa que siempre fue usada la fuerza humana y armamentística. Sin embargo, como menciona J. Matthew McInnis, hubo un excesivo uso de inteligencia y operaciones informacionales, en detrimento de capacidades y sistemas tradicionales. No hubo un balance adecuado, contraviniendo la doctrina tradicional del Kremlin.

En segundo lugar, sobre la parte no-militar, se observan las siguientes coerciones económicas: aumento del interés de monedas extranjeras y congelamiento del comercio con ellas y uso de medidas de transformación en pro de una economía de guerra a largo plazo para enfrentar sanciones occidentales.

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En las coerciones políticas, a finales de febrero de 2022 se propusieron varios mecanismos normativos en Bielorrusia para dar validación a la guerra, para luego usar ese país en negociaciones de la rendición ucraniana. Asimismo, también se crearon acuerdos y marcos para lograr que Ucrania se rinda. En las coerciones cultural-sociológicas, los medios más usados fueron la censura y detención de toda protesta contraria a los objetivos bélicos rusos.

Además, en las coerciones informacional-ideológicas, se presentaron la mayoría de las operaciones. Putin validó públicamente el cambio de régimen en Ucrania el 24 de febrero de 2022 y describió la capacidad nuclear rusa como disuasión a la intervención occidental a finales de ese mismo mes. Por otro lado, los medios independientes que se opusieron fueron cerrados en Rusia y en Bielorrusia se abrieron fuentes de desinformación. Además, los oficiales rusos desinformaron sobre las movilizaciones nucleares de su país y el Ministerio de Defensa Ruso mintió sobre la cantidad de bajas y argumentó que el conflicto fue iniciado por Ucrania y Occidente.

Conclusiones: ¿estrategia híbrida?

Es posible concluir que, si bien el Instituto para el Estudio de la Guerra no detalló el término de hibridación del conflicto ruso-ucraniano más allá del uso de mercenarios, se encontró que todas las aristas implicadas en una guerra hibrida han sido utilizadas.

Asimismo, aunque McInnis argumenta que la doctrina rusa no fue utilizada en su totalidad, esa doctrina sí menciona el requerimiento de medios híbridos en la guerra. En ese sentido, se observa el antecedente normativo de las acciones tomadas en ese conflicto y puede explicarse el uso del mismo desde el inicio. 

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Finalmente, siguiendo lo mencionado por Nataliya Bugayova, Rusia se encuentra en una situación de debilidad que lo lleva a concentrar sus operaciones en el espacio informacional. Por ello, hace un uso limitado de fuerzas coercitivas tradicionales. 

Así, aunque la primera semana del conflicto fue tomada de ejemplo, a julio del 2024 todavía hay informes en Polonia y la República Checa sobre el uso de medios híbridos en su contra, presuntamente bajo auspicio ruso. Es decir, las menciones del término durante el 2022 parecen ser acertadas y continúan siéndolo a la fecha. 

Recomendaciones para evitar guerras híbridas en el futuro

En conclusión, es posible mencionar que autores como Robert Person y otros argumentan que la hibridación parece no ser un fenómeno especial o periférico en las guerras contemporáneas, sino el medio esencial de las mismas. La forma de iniciar y desarrollar conflictos en el siglo XXI implica la hibridación. 

En tal sentido, según un artículo publicado por el Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú, Europa, Estados Unidos y China han comenzado a planificar políticas de defensa que consideran centralmente una guerra hibrida. Las grandes economías se programan para la hibridación de conflictos. 

Por ello, de cara al futuro, es recomendable que los demás países pertenecientes a las periferias de las potencias globales como América del Sur, África, Oriente Medio, etc., tomen acción al respecto, considerando un conflicto híbrido dentro de sus planes de defensa. De tal manera, no serán sorprendidos cuando, por ejemplo, un ataque cibernético o una campaña desinformativa busque socavar sus gobiernos. 

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