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Ebrahim Raisi: biografía, trayectoria y conflictos

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El pasado 19 de mayo de 2024, Ebrahim Rasi, octavo presidente de Irán desde 2021 falleció en un accidente de helicóptero. Su vida estuvo marcada por el servicio público, la represión y el liderazgo. Tras su muerte, la política interior y exterior de Irán puede sufrir cambios.

Ebrahim Raisi fue un político y jurista iraní que se desempeñó como el octavo presidente de Irán desde 2021 hasta su muerte el 19 de mayo de 2024 por un accidente de helicóptero cuando regresaba de Azerbaiyán. Nació el 14 de diciembre de 1960 en el distrito de Noghan, en Mashhad, Irán, dentro de una familia clerical. Su padre, Seyed Haji, falleció cuando Raisi tenía apenas 5 años. Su linaje se remonta al profeta Mahoma y se denominaba a sí mismo como un clérigo chiíta de alto rango. Era el principal favorito para ostentar el cargo de líder supremo de Irán.

Entre los años 1980 y 1990 fue fiscal. En 2007 entró a la Asamblea de Expertos, que es la que se encarga de actividades más importantes de Irán. Entre 2004 y 2016 fue vicepresidente de la Corte Suprema, y entre 2014 y 2016 fue también fiscal general. En 2019 y hasta el inicio de su presidencia en 2021 fue presidente de la Corte Suprema. Durante su vida reprimió duramente protestas y fue acusado de asesinar a prisioneros políticos. Raisi fue candidato para las elecciones presidenciales de 2017. Sin embargo, perdió frente a Hasán Rohaní obteniendo tan solo un 38,3% de los apoyos, frente al 57% del ganador. Sin embargo, cuatro años después se presentó nuevamente y ganó con más del 60% de los apoyos. Estas elecciones estuvieron marcadas por la falta de rivales y presunto fraude electoral, con una participación de menos del 50%.

Educación de Ebrahim Raisi

Tuvo una etapa de formación religiosa y otra de educación académica. Raisi recibió su educación primaria en la escuela Javadiyeh y luego continuó en la Hawza (seminario islámico) de Qom desde los 15 años, el centro chiíta más importante. Aquí se formó con importantes personalidades islámicas. Tiene un Máster en Derecho Internacional Privado y es Doctor en Jurisprudencia y derecho privado por la Universidad Shahid Montarí. Su formación se cuestionó durante un debate presidencial. Mohsén Mehralizadé criticó que su educación académica eran solo «seis clases de alfabetización» y que eso «no es suficiente para gobernar».

Siguió su educación en Haqqani, donde estudió hasta cuatro jurisprudencias. Luego perteneció al instituto Navvab donde no destacó. Posteriormente, ingresó en la Escuela Teológica Ayatolá Mousavinejad para estudiar literatura, lógica, significados y expresión. Raisi fue muy criticado por autodenominarse ayatolá. Diferentes medios filtraron su «falta de educación religiosa formal» para ostentar ese cargo. Tras eso, comenzó a denominarse hoyatoleslam, una posición más modesta en privilegios.

Se le considera una «autoridad del islam», aunque no alcanzó el rango de Ayatolá, el segundo título más alto dentro del clero chií.​ Los ayatolás son expertos en ciencias islámicas dentro de campos como la jurisprudencia, la filosofía y la moral.

Su familia

Raisi se casó con Jamileh Alamolhoda, hija del Imam de los Viernes de Mashhad, Ahmad Alamolhoda. Ella es doctora en educación, profesora asociada en la Universidad Shahid Beheshti de Teherán y presidenta del Instituto de Estudios Fundamentales de Ciencia y Tecnología de la universidad. Ambos tienen dos hijas y dos nietos. Una de sus hijas estudió un grado en física en la Universidad Sharif y la otra un doctorado en sociología en la Universidad de Teherán.

Trayectoria profesional

La vida de Raisi estuvo completamente dedicada al servicio público. En 1981, con tan solo 20 años, comenzó su andadura como funcionario del Estado. Su primer puesto fue de fiscal de Karaj, en el territorio de Alborz. Entre 1982 y 1984 trabajó en la fiscalía de la provincia de Hamadán. En 1985 fue a Teherán como fiscal adjunto. En 1988 empezó a ser una persona referente, ya que el anterior ayatolá, Ruhollah Jomeiní, le otorgó disposiciones especiales para actuar fuera del poder judicial en las provincias de Lorestan, Kermanshah y Semnan.

Desde 1989 y hasta 1994 fue fiscal de Teherán. Desde 1994 y hasta 2004 fue dirigente de la Organización General de Inspección de Irán. En 2004 entró en la vicepresidencia de la Corte Suprema, desempeñando la posición de primer adjunto del poder judicial del país hasta 2014. En 2012 fue fiscal general del Tribunal Clerical Especial. De 2014 a 2016 fue fiscal general de Irán. De 2016 a 2019 fue custodio de Astan Qods Razavi, una fundación benéfica con grandes activos. En 2019 fue elegido jefe del poder judicial de Irán, donde ejerció una política contra la corrupción y reprimió la disidencia.

Desde el 3 de agosto de 2021 y hasta su muerte el 19 de mayo de 2024, fue presidente de Irán. Desde occidente es calificado como un presidente clérigo ultraconservador, antisemita y antiisraelí por varios motivos. El primero es porque tenía una interpretación severa de la jurisprudencia islámica como base del Estado y del gobierno. Esto lo posiciona en la línea más fundamentalista del espectro político iraní. El segundo motivo es porque era el candidato favorito y protegido del actual líder supremo, Alí Jamenei. Esto lo vinculaba con el ala más conservadora del régimen.

En tercer lugar, su llegada a la presidencia estuvo vinculada con una serie de normativas que endurecían su postura con respecto a los acuerdos nucleares internacionales. Bajo su presidencia, Irán enriqueció una gran cantidad de uranio para armas e impidió las inspecciones internacionales de sus instalaciones nucleares. Por último, bajo su mandato llevó a cabo el primer ataque directo de Irán contra territorio israelí.

Además, durante su mandato, supervisó una estrategia para expandir la influencia regional de Irán y acelerar su programa nuclear. También reprimió cualquier intento de protestas para mejorar los derechos de las mujeres, y llevó al país al borde de la guerra con Israel después de lanzar un ataque con drones en abril de 2023.

Considerado responsable de la Masacre de 1988

Ebrahim Raisi es uno de los principales culpables en la masacre de 1988 en Irán. Esto se debe a su pertenencia en los llamados «comités de la muerte», que son los responsables de las ejecuciones masivas a prisioneros políticos durante ese año.

Esta ejecución a miles de prisioneros políticos en Irán fue, en su mayoría, contra miembros del grupo opositor Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán. Este acto se llevó a cabo después de la guerra Irán-Irak y en medio de temores de una nueva ofensiva de Irak, que contaba con el apoyo de Sadam Huseín.

El Ayatolá Ruhollah Jomeini emitió una norma en 1988, ordenando la formación de comités especiales para llevar a cabo juicios sumarios de prisioneros políticos. Estos comités, conocidos como «Comités de la Muerte», estaban encargados de interrogar a los prisioneros y decidir sobre su destino en juicios extremadamente breves, que a menudo duraban solo unos minutos.

Ebrahim Raisi, quien era un joven y ambicioso clérigo y fiscal adjunto de Teherán, fue nombrado miembro y juez de uno de estos comités. Testimonios y documentos históricos señalan que Raisi tuvo un papel activo en las decisiones que llevaron a la ejecución de miles de prisioneros. Las funciones de Raisi en estos comités incluían interrogar a los prisioneros sobre su lealtad al régimen y determinar si debían ser ejecutados.

Hay múltiples testimonios de sobrevivientes de la masacre y de familiares de las víctimas que implican a Raisi directamente en las ejecuciones. Además, informes de organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, han señalado la responsabilidad de Raisi y otros altos funcionarios en estos crímenes. Según estos informes, los procedimientos judiciales que presidió Raisi carecían de las garantías más básicas del debido proceso y fueron meros trámites para justificar las ejecuciones.

Su participación en la masacre de 1988 fue un tema polémico durante su elección como presidente de Irán en 2021. Esto reavivó las discusiones sobre su responsabilidad en estos eventos. Sin embargo, Raisi ha negado en muchas ocasiones las acusaciones, argumentando que las decisiones de los comités fueron necesarias para mantener la seguridad del país en un momento de crisis. Sin embargo, esta justificación no es suficiente para mitigar las críticas y las demandas de justicia por parte de las víctimas y las organizaciones de derechos humanos.

Su papel en las protestas iraníes de 2009

En 2009, Irán fue escenario de importantes protestas, conocidas como el «Movimiento Verde», que comenzaron en respuesta a las disputadas elecciones presidenciales que declararon la reelección de Mahmud Ahmadineyad. Millones de iraníes salieron a las calles exigiendo transparencia electoral y denunciando fraude, lo que llevó a una violenta represión por parte del gobierno.

Durante este período, Ebrahim Raisi ocupaba un puesto clave en el sistema judicial iraní como Primer Vicejefe de la Judicatura. Por ello, Raisi tuvo una gran influencia sobre las decisiones judiciales y la administración de la justicia en el país. Su posición lo colocó en el centro de la maquinaria represiva que el gobierno utilizó para sofocar las protestas.La respuesta del gobierno iraní a las protestas de 2009 fue extremadamente violenta. Fuerzas de seguridad, incluyendo la policía, la Guardia Revolucionaria y la milicia Basich, llevaron a cabo detenciones y actos de violencia contra los manifestantes y líderes opositores. La judicatura iraní, bajo la supervisión de altos funcionarios como Raisi, jugó un papel clave para legitimizar y ejecutar estas medidas represivas. En 2019, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones contra él por su desempeño en la represión interna.

Represión contra el movimiento «Mujer Vida Libertad»

En septiembre de 2022, se iniciaron protestas en todo el país por la muerte de la joven Mahsa Amini. La joven kurda fue detenida por no cumplir el código de vestimenta islámico que deben seguir las mujeres en Irán. Ebrahim Raisi reprimió las protestas en todo el país. El motivo de su arresto por la «policía de la moral» fue que no cumplía con las leyes sobre el uso obligatorio del velo.

«Testigos presenciales afirmaron que la policía la introdujo por la fuerza en una furgoneta, la golpeó y se la llevó al centro de detención de Vozara, en Teherán. A Mahsa y a su hermano les dijeron que la trasladaban para que recibiera una clase «educativa» destinada a «reformar» la conducta de las mujeres y niñas que infringen el estricto código indumentario islámico vigente en el país. Horas después de su detención, aparecieron informes de que la policía le había sometido a tortura y otros malos tratos en el interior del furgón policial, entre otras cosas, propinándole golpes en la cabeza. Mahsa Amini entró en coma y fue trasladada en ambulancia al Hospital Kasra de Teherán. Murió en el hospital, bajo custodia, tres días después, el 16 de septiembre de 2022, con tan solo 22 años», denuncia Amnistía Internacional en su informe.

Este suceso impulsó el movimiento nacional «Mujer Vida Libertad» contra Ebrahim Raisi. «Las autoridades iraníes respondieron con el uso ilegítimo de la fuerza, llegando a disparar munición real, perdigones metálicos y gases lacrimógenos contra la multitud de manifestantes, en su mayoría de actitud pacífica», asegura Amnistía. Además, añaden que «cientos de manifestantes, incluidos niños y niñas, fueron víctimas de homicidios ilegítimos cometidos por las fuerzas de seguridad; cientos de personas quedaron ciegas por el disparo de perdigones metálicos, y miles sufrieron otras lesiones graves por el uso ilegítimo de la fuerza. También se detuvo arbitrariamente a decenas de miles de personas (…), y se cometieron torturas y otros malos tratos de forma generalizada».

Su muerte

Como hemos informado en este artículo de LISA News, Ebrahim Raisi falleció el 19 de mayo de 2024 en un accidente de helicóptero en un área montañosa en el noroeste del país. El presidente y su comitiva regresaban de una visita a Azerbaiyán, cuando las condiciones climatológicas adversas provocaron el siniestro. Murieron todos, incluido el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian. Un dron turco encontró la localización exacta del lugar del accidente mediante señal térmica.

Posibles consecuencias para Irán

La muerte del presidente Ebrahim Raisi supone un duro golpe para Irán. Era percibido como el sucesor del líder supremo Ayatolá Alí Jamenei. En cuanto a la política interior, la muerte llega en un momento de descontento popular y disidencia por las medidas de represión que llevó a cabo Raisi durante los últimos años. La crisis social y económica del país puede ir en contra del Gobierno, según señala Reuters. Además, Raisi deja un vacío de poder que podría desencadenar en protestas internas contra el régimen iraní. Esto llevaría al aumento de la fragilidad del régimen iraní, evidenciada por problemas internos. Por otro lado, la figura del príncipe Reza Pahlavi, principal opositor, podría ganar relevancia en un escenario de transición democrática y religiosa.

Respecto a la política exterior, Ebrahim Raisi impulsó el programa nuclear y los lazos militares con Rusia, que pueden verse afectados. La muerte del ministro de Asuntos Exteriores puede ocasionar también problemas. Además, en un momento tenso en Oriente Próximo, poco después del ataque iraní a Israel, deja a Teherán sin un liderazgo claro frente a posibles acciones de Netanyahu. Sus relaciones exteriores podrían también ser afectadas por su apoyo a grupos como Hamás.

Artículo escrito por:

Rubén Asenjo Morillas. Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.

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